"Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Co 12, 3). "Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!" (Ga 4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo.
En la fiesta de Pentecostés celebramos y revivimos el don del Espíritu Santo para la comunidad. Con la fuerza del Espíritu podemos vivir como Jesús y trabajar para que nuestro mundo sea más justo, más fraterno, más pacífico, más “Reino de Dios”.